“Mujeres Consagradas y Papa Francisco: Un nuevo amanecer para la Iglesia”
Por: Sor Gloria Saldarriaga
Tiempo de lectura: 3 minutos

El pontificado del Papa Francisco ha marcado un punto crucial en la visibilidad y el rol activo de la mujer dentro de la Iglesia Católica, especialmente en la vida consagrada.
Un hecho significativo es el nombramiento de Sor Simona Brambilla, M.C., como prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, un cargo históricamente ocupado por hombres.

Este gesto rompe con una tradición que, a menudo, ha invisibilizado la invaluable contribución femenina.

Esta nueva apertura contrasta fuertemente con épocas pasadas, pero resuena profundamente con el espíritu del Evangelio. Jesús mismo visibilizó a las mujeres, otorgándoles un lugar central en su ministerio. Si nos damos un paseo por el Evangelio, encontramos hermosos testimonios que rompen con la marginalidad a la que las mujeres estaban sometidas y es precisamente Jesús quien da la cara por ellas, las levanta, las sana, la visibiliza:

  • A la joven «prostituta” le ofrece amor y perdón y la defiende del fariseo (Lc 7, 36-50);
  • la mujer «encorvada» es aceptada como «hija de Abraham» y la defiende del jefe de la sinagoga que la expulsaba (Lc 13, 10-17).
  • A la mujer considerada «impura» a causa del flujo de sangre la recibe sin reprenderla y la cura de su enfermedad (Mc 5, 25-34);
  • a la mujer «adúltera» no la condena y la defiende de los fariseos que querían apedrearla y matarla (Juan 8, 2-11);
  • la mujer «extranjera» de la región de Tiro y Sidón logra cambiar el modo de pensar de Jesús y ser atendida por Él (Mc 7, 24-30).
  • Y finalmente a María Magdalena, de quien había sacado siete demonios (Mc 16,9) la elige primera testigo del acontecimiento más trascendental: la Resurrección.

Hoy, mujeres como Sor Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo de los Obispos; Sor Raffaella Petrini, F.S.E., presidenta de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, primera mujer en ocupar este cargo; Sor Alessandra Smerilli, F.M.A., secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y diversas religiosas que ocupan cargos de liderazgo en congregaciones y obras apostólicas, demuestran la capacidad y el compromiso de la mujer consagrada. Su voz y perspectiva son cada vez más valoradas en la toma de decisiones y en la animación de la vida eclesial.

El Papa Francisco ha enfatizado constantemente la importancia de integrar a las mujeres en roles de liderazgo dentro de la Iglesia, y estos nombramientos reflejan ese compromiso. El futuro de la Iglesia se construye también sobre los hombros y el corazón de estas mujeres valientes y dedicadas. Este reconocimiento creciente es una oportunidad para que las religiosas fortalezcan aún más su presencia profética en el mundo y con su sabiduría y dones que le caracterizan sean fieles impulsadoras del Reino de Dios, aquí y ahora, sin perder de vista el “todavía no”.

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