VER
Siempre me ha atraído la idea de aprender a encontrar a Dios en todas las cosas, no solo en los grandes milagros sino en los acontecimientos pequeños de cada día, y poder, como decía San Ignacio de Loyola:
“Amarte a Ti Señor en todas las cosas, y a todas las cosas en Ti ”.
No obstante, esta búsqueda de Dios puede volverse turbia cuando nos encontramos con situaciones agobiantes o realidades de la vida diaria que nos hacen experimentar la “ausencia de Dios” y nos generan reacciones como huir o sumirnos en la tristeza, la depresión o el sinsentido de la vida.
Ahora quisiera ilustrar lo anterior con un pasaje bíblico que nos narra una experiencia similar vivida por un gran profeta: el Profeta Elías (I Reyes 19, 9-18).

INTERIOZAR
Eli-Yah significa: Mi Dios es YHWH (hebreo). La mayoría de su actividad tiene lugar durante el reinado del rey del Norte (Israel) Ajab, quien es recordado como “un gran malhechor” , no es cualquier tipo de profeta, sino es un profeta que hace milagros, no todos los profetas hacían milagros . Un reformador del culto, pues su misión era separar a Israel de la idolatría a otros dioses falsos y mostrar que Yahvé es el verdadero Dios. Así cuando en el sacrificio del Carmelo la oración de Elías es escuchada, “todo el pueblo (…) cayó rostro en tierra y exclamaron: Yahvé, Él es Dios” . Seguidamente Elías termina degollando a todos los 450 profetas de Baal, acto que no agradó a Jezabel, la esposa de Ajab y Elías tiene que huir por su vida hacia Judá y después más lejos hacia el Sinaí.
Esta huida nos lleva hacia el lugar de encuentro de Elías con Yahvé en el Horeb y un dato interesante es que algunos autores como Hauser llaman a esta etapa: La crisis de Elías.
Es interesante que en un profeta que hasta el momento había anunciado con valentía a Yahvé, lo haga temer una amenaza de muerte dictada por Jezabel, al punto que Hauser menciona que lo hace perder su misión de profeta, en Bersebá de Judá Elías se desea la muerte, se dirige a un camino contrario al de Yahvé y se esconde. ¿Podríamos decir que pierde por un momento su fe? En realidad, no, pero su actuación describe muy bien una situación humana de crisis, como también la experimentaron otros profetas como Jeremías o Jonás … o como también la puede experimentar quien sigue al Señor en medio de las adversidades del camino. No obstante, la fidelidad de Yahvé interviene, le alimenta , como también alimentó al pueblo de Israel en el desierto , le asegura su presencia y lo llama a volver a su camino , a lo cual Elías responde con su:
“HEME AQUÍ”.

PRACTICAR
Elías fue un profeta grande y Yahvé le otorgó “grandes poderes”, pero al final, Dios lo llama a reconocerlo no solo en los poderosos signos del huracán, el terremoto y el fuego; sino en la mística brisa suave. Esta revelación de Yahvé a Elías se da en un momento crítico de su vocación como profeta, pero aún ahí Yahvé no lo deja solo en la oscuridad de su cueva.
¡Tampoco a nosotros el Señor nos deja solos cuando nos sentimos hundidos en nuestros pesares y abatimientos! Nos llama a reconocerlo en la grandeza del milagro que es la vida y también en los pequeños detalles: el respirar, mirar las maravillas de la creación, la bondad de las personas, la compañía de los seres queridos, la paz en el corazón, etc. Y nos anima a regresar a su camino, a ser fieles en nuestra vocación, a no temer a “los que pueden matar el cuerpo” .
“Quien sirve a Dios también puede experimentar desánimo o abatimiento, lo cual le llega con un sentimiento de falla, soledad, cansancio” . Pero, de la historia de Elías podemos extraer tres puntos para afrontar este abatimiento:
- Salir de nuestra cueva y permanecer de pie (v. 11)
- Descubrir al Señor en los acontecimientos estruendosos y también en los silenciosos (v. 11 y 12).
- Volver al camino (v. 15), huir y esconderse nos llevan a un camino sin salida.
Y por último, recordar nuestro llamado bautismal: “ser profeta”: un profeta no se aísla, debe ser considerado como alguien que ve y analiza el presente, que lee los signos de los tiempos y declara los desastrosos resultados futuros si las cosas no cambian. Una persona que es profeta debe ser conocedora de los asuntos contemporáneos, y también capaz de analizar lo que ocurre en la sociedad con miras a denunciar y evitar cualquier injusticia o explotación.