Madre María Caterina Di Maggio
Una joven comprometida con la Iglesia
Madre Caterina Di Maggio, nació en Partinico, Palermo (Sicilia, Italia) el 21 de octubre de 1902. Fue la hija mayor de Salvatore Di Maggio y Pietra Li Calsi, quienes la bautizaron veinte días después de nacida, con el nombre Caterina Francesca Paola.
De profesión era maestra y además, fue presidenta de la Acción Católica Italiana (una forma de apostolado laical, que existe desde 1867 hasta hoy, formalmente establecida por el Papa Pío XI y que tiene como lema «oración, acción, sacrificio).
Una de las primeras Oblatas
Fue admitida al Instituto de Oblatas al Divino Amor el 15 de noviembre de 1923, cuando la Congregación tenía apenas 10 meses desde su primera vestición (fundación oficial).
A su ingreso al noviciado el 24 de abril de 1924, eligió como nombre «Sor María de la Eucaristía», el cual era para ella todo un programa de vida, que se caracterizaba por una entrega incondicional a Cristo, un amor inmenso a la Santísima Virgen María y un grande amor y entrega al Instituto de las Oblatas al Divino Amor.
Pronunció sus primeros votos el 7 de mayo de 1925 y sus votos perpetuos el 29 de mayo de 1928.
De Italia a América como misionera
Cuando el Instituto fundado por Madre Margherita Diomira Crispi, tenía sólo 7 años de existencia, Madre Caterina Di Maggio fue enviada como misionera a fundar en América. Junto a Madre Adela Di Simone (Vicaria de Madre Margherita) y las junioras, Sor Villa Concetta y Sor Sansone Ana Antonia.
Las cuatro Religiosas viajaron durante más de un mes por barco y llegaron a tierras salvadoreñas en octubre de 1930, cuando Madre Caterina Di Maggio tenía tan solo, 28 años.
Los barcos no atracaban en el muelle, por lo que los pasajeros bajaban en una canasta y un remero les transportaba a tierra; al bajar Madre Di Maggio, el joven que guiaba la barca tiró de la cuerda pero no se fijó que tomó del cuello a Madre Caterina, lo que hizo que todos gritaran pero por el fuerte sonido del mar, el muchacho no escuchaba y jalaba más fuerte, mientras la Madre intentaba librarse de la cuerda que ya tenía incrustada en el cuello, que aunque sangraba, ella permanecía tranquila con una sonrisa serena.
Al llegar al carro que las llevaría a San Salvador, ciudad capital, la Madre Di Maggio vio una bandada de gaviotas que cruzaba el cielo y exclamó de forma profética «así serán las vocaciones para nuestra Congregación en estas tierras».
Monseñor Belloso había prometido a Madre Margherita Diomira, que las hermanas que fueran enviadas como misioneras, trabajarían en una «Escuela de perfeccionamiento para señoritas» donde Madre Di Simone impartiría lecciones de música, pues era experta en la ejecución del piano, órgano y violín; Sor Villa enseñaría las artes del bordado y tejido; Sor Sansone era experta en el arte culinario y daría clases de cocina y por su parte, Madre Caterina Di Maggio, sería la Promotora Vocacional y posteriormente la formadora de las «vocaciones autóctonas».
Debido a que, al llegar a Zacatecoluca, donde supuestamente estaba la escuela para señoritas, encontraron que ésta no existía y en su lugar había una escuela primaria, las hermanas pensaron regresar a Italia, pero Madre Di Maggio accedió a quedarse y llevar valientemente la obra que se llamaría «Instituto San José».
Así, las clases comenzaron el 15 de enero de 1931 y las hermanas asumieron distintos cargos a los pensados inicialmente: la Madre Di Simone daría clases de canto, Sor Villa las labores, Sor Sansone se haría cargo del kinder y Madre Caterina sería la Directora administrativa, además de dar clases de Religión y de Español que recién iba aprendiendo fácilmente (pues conocía bien el latín y el latín clásico).
Un año después de iniciado el curso lectivo, en mayo de 1932, ocurrió el Terremoto de Zacatecoluca y las hermanas debieron comenzar de nuevo.
"Fundadora de las Casas de América"
Ese fue el título que le dio la mismísima Fundadora de las Oblatas al Divino Amor, la Venerable Madre Margherita Diomira Crispi, a la Madre Caterina Di Maggio, cuando después de años de no visitar Italia, volvió a su tierra natal y con mucha razón que la llamó así, pues gracias a su fe, confianza en Dios y mucho sacrificio, logró fundar diferentes Casas y obras Oblatas en todo Centroamérica, USA y Colombia, entre los años 1937 y 1963.
La Madre Caterina Di Maggio, además de vivir una ardua misión como Oblata al Divino Amor, supo enfrentar dificultades como los 10 años de poca comunicación con la Madre Margherita en los tiempos de la II Guerra Mundial, siendo fiel al carisma de la fundación. Además, a nivel personal sufrió problemas familiares y congregacionales, donde aprendió a confiar en Dios y crecer en la esperanza.
Lamparita del Sagrario
Hizo vida su nombre "Sor María de la Eucaristía"
En Casa Santa Margarita se conserva una capilla de adoración eucarística en el lugar donde Madre Di Maggio murió, el que nos recuerda las muchas horas de adoración que en vida hizo y lo que le trajo el nombre entre sus hijas como «Lamparita del Sagrario» pues siempre estaba al lado de Jesús Eucaristía adorándole.
Madre Caterina Di Maggio, no sólo extendió el Instituto en América, sino que además, fungió como Superiora General de las Religiosas Oblatas al Divino Amor desde años 1963 hasta 1975, convirtiéndose en la primera sucesora de Madre Margherita.
El 10 de mayo de 1991 se durmió plácidamente en la paz del Señor, en la ciudad de San José Costa Rica a los 89 años de edad y 68 años de vida religiosa, dejando un legado de santidad que todavía hoy se mantiene vivo.
Sus restos se conservan en Casa Santa Margarita, en Barrio Amón, San José (Costa Rica) y en el cuarto donde falleció, existe una capilla del Santísimo Sacramento y al costado de ésta, un pequeño museo con sus pertenencias.
Oración para pedir gracias especiales por intercesión de Madre María Caterina Di Maggio
(Con aprobación eclesiástica)*
Dios Padre Misericordioso, que concediste a tu sierva MADRE MARÍA CATERINA, la gracia de haber sido madre ejemplar en la oblación del Amor Divino, en el servicio de la Iglesia y como guía espiritual de tantas jóvenes: haz que también nosotros sepamos responder con fidelidad a la vocación cristiana, viviendo cada instante de la vida en un acto de puro amor y en el servicio al Reino de Dios y a los hermanos. Dígnate glorificar a tu sierva María Caterina y concédenos por su intercesión el favor que te pedimos. Amén.